¿Qué será abrir la rabia y tras gestas claras revestirla con ternura?
Arranca cada lunar, cada orquídea marchita.
Que las damas mudas maticen tu voz; dejarás de aturdirme.
¿Seré yo el pastor de la decadencia?
¿Eco de una masacre incierta?
Voy en surcos intranquilo, esparcido en los males de la tierra.
Usted no lo entenderá.
Un minuto de silencio anticipará un estallido de libertad
dentro del templo de los llantos,
donde lágrimas abiertas son almas prenatales.
Son grito de futuro; sé que el cielo cruje y muere en las trincheras.
Decrezco de blanco y prusia a otoño franco,
otoño de natural creencia, de astros brillantes
y opuestos marcados, porque ella resume el universo en una charla.