Zoraya M. Rodríguez

**~La Casa de las Telarañas - Cuento Corto~**

**~La Casa de las Telarañas~**

Habia una vez una casa tan grande pero tan grande, que el cielo era pequeño. Todos en el vecindario conocían el lugar donde encontrarla. Era tan absurda que no había leyenda que se pudiera creer. Donde el sol se siente, la lluvia cae y el viento sopla. En toda época era silencio y soledad. El color siempre igual, cuando los ojos la ven allí quisieran vivir. El eco es tanto que parece que no hay nada. Ni los animales se dan cuenta ni como es. Cada vez que se abre la puerta parece un fantasma que entra. Y la noche huye de ella. Las ventanas completamente cerradas, y si camina, los pasos se escuchan como de gigantes. Y el tiempo es inerte, cuando pasan las horas y la casa igual, como si fuera eterna. Tan oscura es, que para ver, se necesita el sol. Porque cada vez que amanece es un alivio al corazón, por tanto temor infundado. Que en ella no se ha habitado jamás. Y no un hechizo ha probado, su estancia allí. Porque a mala hora no ladra el perro, y el pensamiento de todos los que viven cerca, es el mismo a través de los años. Y la historia dice que la noche de Halloween la celebran en su honor. Deshabitada siempre y abandonada porque el miedo se apodera de todos. Y una vez se sintió un ruido tan fuerte que nadie preguntó. Llegó un huracán tan fuerte que ni un rasguño le hizo a la casa. Luego en invierno hizo tanto frío que se heló toda la estructura exterior. Y, fue con el tiempo que la vida de ese lugar transcurrió con honor. Porque nadie quiso vivir allí cuando no había más salida. El dueño del hogar y la familia abandonó el lugar. Un día al llegar primavera las flores al crecer fueron gigantes, más altas que la casa y la casa quedó igual pero las flores la hicieron notar más pequeña. Y el cielo quedó complacido con tanta belleza. Yo entre por una encomienda y me sentí como gnomo en medio de un bosque observando ninfas de diferentes colores. Y era la casa de las telerañas, en cada esquina había una araña gigante y yo, tropezaba con su casa, claro, era su red que al formar yo me enredaba entre su blanca y delicada red de telarañas. Salí de la casa y afuera me espero un viejito que me dijo en voz alta, \"¿como esta?, y salí, miré las flores, por cierto muy hermosas. Y así, difundí toda mi mirada hasta llegar a una puerta de salida que me guió al salir y fue tan tosca, fuerte y dura que el ruido que hizo al abrir fue tan inmenso, estruendoso y nadie lo pudo escuchar de tan grande que es la casa de las telarañas. Un gato paso por el frente y maullo y la casa se estremeció. Hubo un terremoto de gran magnitud que casi arranca la casa del suelo, pero la casa de las telarañas no le paso nada ni una grieta en la pared, solo zucumbio en la tierra y se levanto de inmediato. Al otro día, sentí un tornado pasar cerca de la casa, y no se llevó nada de su jardín ni la hizo temblar.



Moraleja:

 

\"Barco grande ande o no ande\".

 

\"Y que los sueños no siempre son la realidad\".