¡Que dolor!
Dentro de mi alma,
que vacío tan grande,
es insoportable.
Me me voy muriendo,
minuto a minuto.
Suaves gotas
de aliento de vida,
siento con tú
presencia.
Renáce la sensibilidad,
en mi alma moribunda,
destellos de luz casi imperceptibles,
de un nuevo horizonte,
para mí.
Junto a ti,
¡Desde mi cielo!