NIÑA,TU HECHIZO DE LUNA
Cuánto yo a ti te pienso mi adorada musa de mi alma
que hasta una sombra terrible me asombra desde lejos,
y vivo en la estación del recuerdo acumulado en mi pecho,
y hasta deploro los suspiros de la justicia y sentencia
de tu infidelidad progresiva que tu misma te engulliste;
pues que llegue hasta tu pecho que está tu barranco silente.
Maldita la bicha, maldicha sea cuando la sombra muerdió sin dientes,
pero atractiva ya la eres y mientras penetras en mis sienes maldita eres
y en la borrasca de tu libre albedrío con tus aires necios y oponentes;
ya no quiero tus susurros, ni sean blancos, ni sean negros.
Ahí te queda la herencia negra para arrojarla un día por la borda de tu galera,
pues ya no siento las tardes azuladas de tu hechizo embarazoso vil y necio
ni aquel resplandor de tu cúpula poderosa y maquiavelosa y dantesca,
y todo aquel sentir rojo de tu sanguíneo poderío ponzoñento y lisonjero,
hasta en el verso caprichoso de tu vileza llegó a mis playas para ahogarme.
Ahí, están tus hechos de tu fantasía silenciosa vigilando el ave voladora
por el medio de la sigilosa y necia sombra y escondida loba.
Vendrá el tiempo de la siega y los trigales arderán como tús alforjas
provocaste y encendiste las rocas
de mi tristeza y de mis sangrientas penas ahogarme.
Ahí, están tus hechos de tu fantasía silenciosa vigilando el ave voladora
por el medio de la sigilosa y necia sombra.
Vendrá el tiempo de la siega y los trigales arderán como tú
provocaste y encendiste las rocas de mi tristeza y de mis sangrientas penas.