Aquella noche soñaba
Y tu piel recordaba
Mas esos ojos marrones
Que iluminan tu mirada
La luna caía, el sol iniciaba
Plasmando sus destellos
En tu dulce piel dorada
Y es que ni en un millón de años
Olvide que te amaba
Qué cama tan fría y helada
Siendo yo aquí la única acosada
Entre lágrima y lágrima
Tu cuerpo a mi lado anhelaba
Oh, dulce olor a miel
Que desprende tu piel
Que pena que hayas marchado
pues te seguiré siendo eternamente fiel