Mi vida es una casa con el tejado gris,
sembrada de gorriones pintando garabatos,
paredes astilladas sin cal y sin barniz
y de estancias repletas de anhelos timoratos.
Mi casa tiene un patio con un jardín henchido
de sueños fenecidos y de algunos pacatos,
hay unos que huyeron por donde habían venido,
con los que aun están vivos yo mantengo un buen trato.
La faz de la fachada corriente es y anodina,
al centro una ventana y al lado dos balcones,
la primera me inspira la música divina
y a los balcones yo me aupo a ver los nubarrones.
Como todas las casas, ésta tiene un desván
en donde he ido escondiendo las viejas emociones
los odios y rencores. También allí hallarán
algunos cachivaches que son las sinrazones.
Hoy subí a la tronera tras de una larga estancia,
los sueños que ayer soñé seguían adormecidos,
había otros que olvidé que percibí escondidos
y entonces yo anhelé retornar a la infancia.