Cuatro días aquí solo
desde que me abandonaste,
ni siquiera hubo una nota
para con ello avisarme.
El teléfono no habló,
no hubo repuestas, ¡callaste!
El silencio me embriagó
a partir desde ese instante.
He comenzado de nuevo
a renovar mis adentro
para olvidarme de ti
y borrar esos recuerdos.
Estoy desintoxicándome
poco a poco, mal lo llevo.
La soledad no es amiga
y me está robando el sueño.
Sé, que más tarde o temprano
mi sangre se limpiará
-de la droga que metiste
al fingir que me quisiste-,
con algunos días más.
(ermanué)