Entre tantos dedos,
No hay un hueco, para mis besos.
Entre tanto músculo,
Alguno, no podías cedérmelo.
Entre tanto hueso, tanta vena,
No tenemos nada, que podamos compartir.
Y de esos brazos, que sólo buscan abrazos,
Que se extienden, como serpientes,
Que a todo abrazan,
Que a todo humedecen,
Huye de ellos, mientras duermen,
Déjalos solos, abrazando fantasmas y duendes.
Entre tantas letras,
Solo componemos, palabras necias.
Entre tanto silencio,
Yo mientras duermo,
Mientras duermo, huyo.
Huyo, de los abrazos largos,
De las risas, contenidas,
De las alabanzas, sin nada a cambio
Y de los besos, falsos.
Huyo, con mis dedos, en mi mano.