Nicko Schroder

Carta a un amigo poeta.

A Kavanarudén

 

Fuiste tú como luna creciente

expectante de mis sombrías misivas.

Estuviste allí sin llamarte,

te fuiste sin despedidas,

jamás te separaste de mi.

 

Ni recuerdos ni llantos ni alegrías,

¡Vivencias! Buenas o malas dañan si se guardan.

Ahí estuviste, amigo mío,

construyendo cada palabra

en el silencio latente en tí.

 

Aportas cuanto puedas,

cuanto te de el corazón valiente.

Tu pluma es sensible y filosa,

tu palabra es frágil y caliente.

Acoges entre tus brazos a la suerte.

 

No traigo conmigo otra cosa

que mis más sinceras gratitudes,

que cruzan cualquier frontera,

surfea entre las latitudes.

Eres digno, querido poeta, de un castillo entre las nubes.