Muy bien acompañado dicen,
que allí estaba la otra noche,
que más parecía un derroche,
que casi de envidia maldicen.
Y yo orgulloso en extremo,
poniendo ojitos
¡con cara de memo!
Ella es de belleza evidente,
de felicidad plena su sonrisa,
de mirada pausada y precisa,
de cuerpo expresivo y ardiente.
Y yo hipnotizado y perdido,
casi asustado
y ¡muy aturdido!
Son sus movimientos serenos,
su porte casi felino al caminar,
su frescura es fácil de adivinar,
su saber estar en ojos ajenos.
Y yo flotando en una nube,
teniendo el ego
¡sube que te sube!