Viento_de_Levante

DECLINA EL DÍA

DECLINA EL DÍA

 

Un brote salido a la luz una mañana de primavera.

Obstáculo sobre obstáculo.

Sus dedos arañaron madrugadas sin definir desde la esfera de un reloj con manecillas holgazanas que se negaban a avanzar.

¡Percepción de un tiempo estéril y remolón!

¡Hartazgo voraz de horas renqueantes y minusválidas!

¡Insoportable quietud!

Poco después mis tímpanos abrazaron extrañas letanías.

¡El tiempo vuela..! ¡Como pasa la vida!

Mas, Cronos seguía midiendo el paso con languidez.

Hasta que desató su ira.

Cambió su ritmo. Noches y días imitaron el vuelo del halcón, sus crueles pinceles esbozaron rictus donde había sonrisa, apergaminaron pieles y con arrugas de rabia esculpieron un rostro que no era.

Si hubiese alcanzado a calibrar las líneas de la geometría, la evolución del pensamiento o la trayectoria de las estrellas, no ambicionara adelantamientos suicidas, ni un acelerador a escape libre, ni un motor equivocadamente tuneado.

Ahora observo declinar el día con los últimos jirones de luz, y contemplo con temor la loca carrera de un tiempo voraz que se dirige, entre insultantes reproches y carcajadas, hacia un anochecer inminente y profundo.

 

                           Viento de Levante