JUAN RODRIGUEZ CALVO

la rosa del principito

la Rosa no es una flor cualquiera, es su amor, es espléndida, es magnífica entre otras muchas, es única en su “planeta”. Ha habido otras, pero ésta es la que ha “florecido” y perdura, es la metáfora de la mujer que ama, que se ha quedado para siempre en su corazón. Bonita, huele bien, perfecta y, al mismo tiempo, llena de imperfecciones; es frágil, hay que cuidarla, mimarla, estar siempre atento; además es orgullosa, es vanidosa, egoísta y mentirosa. Aun así es su flor, única entre otras. Pone de manifiesto la inocencia del principito, su inexperiencia. Responsable de la huida del principito por crearle una gran confusión con su forma de hacer y/o decir las cosas.[8]

……Aprendí bien pronto a conocer mejor esta flor. Siempre había habido en el planeta del principito flores muy simples adornadas con una sola fila de pétalos que apenas ocupaban sitio y a nadie molestaban. Aparecían entre la hierba una mañana y por la tarde se extinguían.

Pero aquella había germinado un día de una semilla llegada de quién sabe dónde, y el principito había vigilado cuidadosamente desde el primer día aquella ramita tan diferente de las que él conocía. Podía ser una nueva especie de Baobab. Pero el arbusto cesó pronto de crecer y comenzó a echar su flor. El principito observó el crecimiento de un enorme capullo y tenía le convencimiento de que habría de salir de allí una aparición milagrosa; pero la flor no acababa de preparar su belleza al abrigo de su envoltura verde.

Elegía con cuidado sus colores, se vestía lentamente y se ajustaba uno a uno sus pétalos. No quería salir ya ajada como las amapolas; quería aparecer en todo el esplendor de su belleza. ¡Ah, era muy coqueta aquella flor! Su misteriosa preparación duraba días y días. Hasta que una mañana, precisamente al salir el sol se mostró espléndida.

La flor, que había trabajado con tanta precisión, dijo bostezando:
-¡Ah, perdóname… apenas acabo de despertarme… estoy toda despeinada…!
El principito no pudo contener su admiración:
-¡Qué hermosa eres!
-¿Verdad? -respondió dulcemente la flor-. He nacido al mismo tiempo que el sol.

(ASUMO QUE ELLA SE SIENTE HERMOSA CUANDO EL LA MIRA…)
El principito adivinó exactamente que ella no era muy modesta ciertamente, pero ¡era tan conmovedora!
“Yo no debía hacerle caso -me confesó un día el principito- nunca hay que hacer caso a las flores, basta con mirarlas y olerlas. Mi flor embalsamaba el planeta, pero yo no sabía gozar con eso… Aquella historia de garra y tigres que tanto me molestó, hubiera debido enternecerme”.
Y me contó todavía:
“¡No supe comprender nada entonces! Debí juzgarla por sus actos y no por sus palabras. ¡La flor perfumaba e iluminaba mi vida y jamás debí huir de allí! ¡No supe adivinar la ternura que ocultaban sus pobres astucias! ¡Son tan contradictorias las flores! Pero yo era demasiado joven para saber amarla”.
El principito arrancó también con un poco de melancolía los últimos brotes de baobabs. Creía que no iba a volver nunca. Pero todos aquellos trabajos le parecieron aquella mañana extremadamente dulces.

Y cuando regó por última vez la flor y se dispuso a ponerla al abrigo del fanal, sintió ganas de llorar.
-Adiós -le dijo a la flor. Esta no respondió. ( asumo que el dolor la embargaba,…)
-Adiós -repitió el principito.
La flor tosió, pero no porque estuviera resfriada.
-He sido una tonta -le dijo al fin la flor-.

Perdóname. Procura ser feliz.

La flor no quería que la viese llorar : era tan orgullosa…
el principito se dio cuenta que jamas la rosa fundiría en su piel su aroma su belleza , el principito sabiendo que dejaria su rosa atrás lloraba decía dentro de si te regue con mi amor no te deje sola cuando tenias pocas espinas eras tan indefensa ya estas bella florida como nunca jamas tocare tus pétalos tus espinas crecieron para mi el principito en su cruel sabiduría esperaba pasar una estrella fugas para irse dejando atrás su rosa el sabe que hay miles de rosas, pero esa era la que el regaba amaba y asi se despide el principito en silencio a trochar otros planetas dejando el suyo a la rosa la rosa lo regó de vació que las estrellas esperan llenar asi se despide el principito de su rosa amada esa que un dia floreció de la forma mas casual en su corazón, se marcha sabiendo que no a dejado ninguna flor marchita se va en su corcel de viento, estrellas en su carruaje de gaviotas a buscar un mundo donde nada importa solo el amor llena.
FIN