Sin saber muy bien la razón
no consigo que vuelva al pensamiento,
aunque sólo sea por un momento,
la musa inspiradora de mis versos.
¡Ella es parte de mi soñar,
me proporciona pensar con libertad,
me invita a expresar, sentir, amar
y me llena el alma de felicidad!
Yo te invoco noche y día
¡pero no llegas con alegría!
y me esfuerzo por encontrarte
buscándote en todas partes.
Un día lejano en el tiempo la conocí
en un momento muy especial
¡ y fue tan dulce y grato su sentir,
tan hermoso, digno y genial
que no la puedo olvidar!
Ella alivia mis penas,
me inspira haciendo poesía
y sin darme cuenta a penas
se introduce en el alma mía.
¡Yo sé que en ocasiones
ha tenido muchas razones
para huir de mis frustraciones,
de mi tristeza, de mis sinsabores!
Pero hoy con estos humildes versos
sin tu presencia torpemente escritos,
necesito rogarte que vengas constante
como siempre, como antes.
¡Y si no te encuentro, musa mía,
me quedaré con el recuerdo de tu bella sinfonía
en cientos de versos escritos en tu compañía,
puro manantial emergiendo del alma mía.
Fina