Un da de aquellos sonde el sol, era tal como una tarde para nadar donde el cielo era tan hermoso como un Picasso, el escritor agarro el libro. Mientras lee Se convierte en un lector que siente, ve hasta puede oler cada detalle de libro. El aguantaba las lágrimas, se sentía escalando una montaña donde cada piso era una historia nueva para escribir y escuchar. El escritor caminaba por las cales de roma, en su cabeza, dibujaba casa palabra de aquel libro, era como arrastrar mil imagines a su mente. Reservaba espacio a los dibujos mas hermosos. Hablaba con los personajes mas significativos ese era su trabajo, lavar todos sus pensamientos y entrar en un mundo diferente, era como saltar de la realidad a la ficción. Mientras imaginaba como conducir su carro se confundida, no sabia que hacer, grababa cada sentimiento vivido, para luego poder beber un amargo trago de vino y terminar de escribir su viejo y emocionante libro.