De noche, en silencio, me digo tu nombre
en mis pensamientos... tu nombre secreto;
tu nombre que tiene el poder de turbarme,
tu nombre de fuego, de cielo y de carne,
tu nombre infinito conque me sellaste.
De noche me digo tu nombre en silencio,
mis labios, inmutables, no tienen ni un rictus
ni mueven el aire...
Y no tengo a nadie a quien confesarle,
contarle de este amor que ha llegado tarde,
de este amor callado que estira mis noches
en ansias ahogadas, en llanto sin lágrimas.
Morirá sin duelo... morirá mi sueño,
¡es que ni siquiera debería pensarlo!,
tú no tienes dueña, pero yo sí tengo...
y ¡es justo tu hermano el que duerme a mi lado!
Así que a tu nombre lo tengo guardado
en el más arcano lugar de mi alma.