Tu pelo roza mi alma
muy dentro en lo profundo
tu piel morena
enloquecida por el eco
de las voces que se juntan
a nombrarte con su silencio
ese impertinente
grito a grito, silencio a silencio.
Pido que te quedes
sentada en la fina hierba
de mi vida inagotable
por que tus ojos me miran
y yo renazco y pienso
como cada mañana.
Pequeñas manos
pido que rasquen mi alma
enfríen mi mejilla
me besen con sus dedos
y luego vuelen
hacia las sábanas del deseo
oscura tempestad
de tu grito profundo
de mi mirada penetrante
sin tregua
y al olvido.