juan f bravo lira

ORACIÓN EN LA MONTAÑA

Placentero recuerdo de mi hogar paterno

acompáñame a las abruptas montañas,

para grabar en los riscos escarpados

las gratas memorias

que aún retiene mi mente enamorada.

Sentado allí,

junto a las rocas

que van conformando los peñascos gigantes,

los mismos que en invierno de nieve se cubren,

los mismos que al pasar el verano

sin nada, aguardan…

cavilaré lo necesario para salvar mi alma.

¿Suspiros quejumbrosos

que vienen de la montaña,

qué queréis decirme?

Sabéis que he arrancado de la ciudad voluptuosa,

para asilarme en la quietud de tus entrañas…

pues requiero de paz

para hilvanar mis ideas,

y de tus rocas el material,

para elaborar los eslabones

que me unan de por vida

a la mujer que he ideado;

por eso he venido a ti,

porque me fascina tu tranquila armonía.

En  vano busqué hermosos sitios

acompañado de mi padre un día.

En vano crucé los mares

y reposé bajo las palmas  del Caribe

cuando no te veía.

En vano seguí con la mirada las garzas

que graznando buscaban sus nidos

al morir el día.

En vano me interné en las ruinas

que mil años atrás el inca construía.

Por eso digo a vosotros:

¡suspiros quejumbrosos!

ayudadme, ayudadme

a salvar mi alma

que de luchar ya se agota

y de amar aún no sacia.

Comprendedme:

¡suspiros quejumbrosos!

vosotros que sois puro como el alba,

o como el arroyo que se desprende de sus aguas

ante el sediento labrador.

Pues juntos conformamos los elementos

de la vida que por un caso u otro nos quedamos

en la lejanía, marginados de la vorágine

y quietos con nuestro silencio,

esperamos el morir…

Pero mis pensamientos

grabados quedarán en la montaña

jeroglíficos pequeños,

dibujos confusos

que ni el erudito gerontócrata,

ni el lego ermitaño…

podrán comprender.

Pues sólo en las noches,

cuando la montaña envuelta de tempestad se encuentre

y ante los relámpagos furentes

sólo ahí,

mis pensamientos grabados se podrán comprender.

Mil historias entonces

tejerán los ancianos de los campos aledaños…

y de esas mil historias

habrá una que encierre la verdad

y será tan fascinante y fantástica

que el crédulo más grande ante ella,

escéptico quedará.