Esta es la nuestra; cuenta la historia
de un grupo de jóvenes perdidos
que se hallaron sin cuidado en los caminos,
se reclutaron para armar la trama
luego romper el peso del destino en el mañana.
Fueron guerreros instruidos
en la calle con el precio de ser niños
sin creer que en un régimen adulto
debían quedarse silenciados
por eso muchos vivían callados
pero las ideas las pensaban gritando.
Más de un vicio en la vereda
se consumían platicando
peleando porque el mundo lo cambiábamos juntos
o moríamos intentándolo.
Los parques les hablaban y ellos acudían
allá partían los valientes aventureros,
esta generación tenía al sistema por los cuernos,
acompañados de la música fortaleciendo el cuerpo
entre violencia y descargo absoluto
se escondía el humo que seguían los muros.
Aún se vivía con pasión
tirando el corazón al barro
y escribiendo cartas de amor,
cuidados por la luna, entre amigos,
coreando canciones entonadas como un himno.
Esta era la tribu sin tabú
donde todo es tema
contra la vigilancia, las leyes y la cruz,
Nunca pensamos que los años
serían nuestro pasaje de ida al ataúd.
Piel en tinta, pelo largo, barba, y un hígado inflamado,
ni hablar de los que los vicios han ahogado.
Nuestra pantalla era la imaginación
con las mejores series vistas en canchas y no frente un televisor.
Ahora enclaustrados casi consumidos,
con dudas al momento de salir solo por ir,
encontrar un alma en la esquina
o una botillería abierta,
pero nadie en la vista.
Nadie ni por ganas de ver el sol
ni por el hecho de escuchar al rio
o disfrutar la lluvia,
ni un perro con el que andar,
las calles se vaciaron
y un baúl se dio a llenar.
Cuantos quedan de los que conversan en la micro
o abrazan por cariño a un amigo
para decirte –tranquilo hasta el final estaré contigo-,
ahí estaban en el castigo o en la recompensa
valorando más de lo que piden las empresas.
Tantos nombres en el recuerdo,
tan pocos en el reencuentro,
contamos lo que fue en esos tiempos de “inmadurez”
¿Por qué los dejamos durmiendo
renegados desde la testarudez?
Así eran... éramos felices
¿Ahora quieres estar triste porque creciste?,
todavía puedes más de lo que diste cuando sonreíste por lo que hiciste
cuando de la bohemia fuimos aprendices,
siendo los templarios del lema “Antes muertos que rendirse”.