Una noche viene cargada de congojas
cuando uno entonces rodeado de preguntas
se da cuenta en serio que anda escaso de respuestas
La noche pasa a ser entonces
una maleta llena de recuerdos
donde tú vanamente intentas decir algo
en donde yo tristemente no dije lo que siento
Así pasamos de un plano a otro
en donde tú callas porque yo callo
y vemos realmente la gravedad de los problemas
sin embargo nuestros ojos sólo sirven
para ver caernos y caídos
Pero la noche exactamente nunca dice lo que pasa
y hay que adivinar si se muere de amor o de otra cosa
resbalar penosamente al olvido en pleno sueño
para zafarnos así del tormento o las palabras
Sin embargo preferimos naufragar a la deriva
volvernos despojos, materias ambulantes
presas de otros depredadores, de nuestro orgullo
morirnos con las ganas de probar el agua que no probamos
por ser salada
Y es así como la noche se nos vuelve un revueltillo de culpas y arrecheras
más de culpas que otra cosa
donde uno se queda suprimido de respuestas
frente a un diluvio de quehaceres y preguntas
Es así como la noche se nos carga de congojas
cuando nos vemos ahí como si «nada»
cuando por dentro estamos así como si «todo».