David Silvestre

Los ojos tras la grieta

Amontono días repetidos

con el cariño

del que odia ver caer

sus castillos de naipes.

 

La ilusión es

algo transparente

que duele a morir

cuando estás

a un paso

de cumplir sueños

que llevas persiguiendo

media vida.

 

Existe una grieta

en las muros

de mi autoestima

y tras ella

unos enormes ojos sin pupila

que  acostumbran

a no pestañear jamás.

 

Tienen un iris

bañado en un tono

similar al mío,

dos ojeras

que se alargan

hasta donde se pierde

el interés.

 

A veces están más lejos,

otras puedo escucharlos susurrar

en mi cabeza...

... pero nunca dejan de mirarme,

tampoco puedo yo dejar de verlos.

 

Ahora mismo están vigilando

estas líneas, cargándolas

de fantasmas,

temblores

y críticas.

 

Me consuela pensar

que todos tenemos

una grieta

en la que viven

dos ojos,

que todos tenemos miedo

al fracaso,

a la destrucción irreparable

de nuestras

aspiraciones.