Amontono días repetidos
con el cariño
del que odia ver caer
sus castillos de naipes.
La ilusión es
algo transparente
que duele a morir
cuando estás
a un paso
de cumplir sueños
que llevas persiguiendo
media vida.
Existe una grieta
en las muros
de mi autoestima
y tras ella
unos enormes ojos sin pupila
que acostumbran
a no pestañear jamás.
Tienen un iris
bañado en un tono
similar al mío,
dos ojeras
que se alargan
hasta donde se pierde
el interés.
A veces están más lejos,
otras puedo escucharlos susurrar
en mi cabeza...
... pero nunca dejan de mirarme,
tampoco puedo yo dejar de verlos.
Ahora mismo están vigilando
estas líneas, cargándolas
de fantasmas,
temblores
y críticas.
Me consuela pensar
que todos tenemos
una grieta
en la que viven
dos ojos,
que todos tenemos miedo
al fracaso,
a la destrucción irreparable
de nuestras
aspiraciones.