Estoy aquí otra vez, dulce y sombría,
como en la noche de la despedida,
con miedo de mirar la luna...
con miedo de sentir la brisa...
Otra vez el dolor y la tristeza,
otra vez el abandono y la desidia...
otra vez vine renunciada y sola,
para ser el placer de tu avaricia.
Tus besos me son sal, azufre y cobre,
y zarzas espinosas tus caricias;
mas, doblo a tu orden mis rodillas,
y aún tiemblo al susurro de tu nombre.
Soy tu mujer y soy tu esclava,
tú me subyugas y me dominas...
(Digo mentiras... así me gusta).