Tu mi reina sin castillo trono reino ni corona,
Diosa de paraísos terrenales,
Mujer de carne y hueso,
Con sentimientos a flor de piel
Que se erizan en mí ser.
Caricia de pétalos de azucenas
Déjame ser yo tu principio y sin fin,
El que gobierne esas tierras vírgenes de tu alma
Ser tu paz, calma y frenesí.
Y con una mirada de pupilas dilatadas
Decirte suavecito al oído
Que te amo deseo y necesito
Como este amor al infinito.