Dos hermosas blancas palomas Que aquella tarde de abril Revoloteando lozanas Desde el cielo me anunciaban Que un diminuto y puro angelote Entraba en el mundo nuestro Y mi alma presintió A mi amigo más pequeño. Jonathan le han puesto por nombre A este pábulo de Dios Que me ama con locura Con su inocencia infantil Bendecido desde siempre Por su padre celestial que le ampara su destino Resguardándole su andar. Una Rosa tiene por madre Que le perfuma a diario Con su fragancia balsámica Su trillar en esta vida Tan meandrica y tortuosa Ofrendándole facilidad Para que emprenda sus pasos Sin la menor arduidad Padre del cielo bendito. Cada abril contigo platicó Para clamarte y pedir Con toda mi plenitud Que jamás lo desampares A mi amigo más pequeño Para que al final del camino Cuando sus sueños se cumplan Se sientan eufóricos sus padres Y yo, su amigo de verdad.