Una novela de amor, quedó prendida,
en los muros de nuestra habitación
ebrio de amor y dolor, allí cada día,
amanezco sólo para besar… tu fotografía.
Las calles llenas de ilusiones mustias
con bucólica indiferencia miran…
el paso sosegado de mi andar,
ya no llevo prisa, llevo tu recuerdo.
Fumando un cigarrillo voy curando
mis viejas heridas de amor...
te diviso, te busco y no te encuentro,
con arrítmica abulia, sigo mi camino.
El manto de la noche cae
y yo sigo junto al árbol aquel
allí, donde te di el primer beso y
bordamos nuestros nombres en su piel.
Tú no estás… pero siento tu presencia,
¡Y vuelvo a ser feliz… y vuelvo a sonreír!...
sólo para volver a despertar…
huérfano de ti, de tu amor y de tus besos.
¡Que te olvide... me exige la razón!
pero... dime ¿¡cómo te saco de mi corazón!?
Lunes, 22 de febrero de 2010