Después de amarte tanto y en homenaje a tu ausencia, escribo, te amo todavía, aunque te has ido al baúl de mis recuerdos pero en mi alma te quedas; se duerme el tiempo y sobre mí, la melancolía avanza en sus ruedas dejándome en inmovilidad y sin energía. En una frágil oración ayer huía de ti, siendo un prófugo como el viento en las veredas; hoy, que sobre mi piel ya no te hospedas, me exasperan las ganas mis ganas y la falta de tu presencia. ¿Quién me abrazara esta mañana clara? y detendrá con sus besos el engranaje del reloj durmiente. ¿Quién si no lo haces tu? Fueron tan breves tus horas a mi lado, que el tiempo se me ha desarraigado, y quedas tan viva al fondo de mi mente.
Tantas veces me imagine tu partida, y en un descuido te fuiste sin despedirte; aunque mis versos hoy ignoran a la muerte, son cantos de dolor o gritos sin vida. Se queda la sangre herida y el alma sus zozobras vierte; en la noche final reconocida llegando al final del tercer acto y el drama el telón ha descendido
Apagadas las luces, persevero en mi sillón, pensando el impacto, de soñar que no te has ido.