No importa que pregunten
Ni que digan
Ni que soy
Soy el desgarro del grito mudo
Que mira univoco con su único ojo
A la luz que se ufana gloriosa en el cielo
Mientras las tinieblas devastan los cuerpos inertes.
La carne consume carne
Y el tiempo vanidoso hiede instantes
Corroe los indómitos mares que conforman el olvido
Y succiona el ajetreo diario
Del diario vivir, del diario comer.
Al final no hay gritos,
Ni ojos,
Ni luces,
Ni cuerpos inertes,
Ni carne,
Ni olvido
Al final no hay final
Sino principio
Otra vez el grito mudo que desgarró el olvido del tiempo mareado
y corroído que succionó al diario vivir.