Silencio Sonoro

Camino

Creo que es el momento

de escribir el primer verso

de relatos que, con el viento,

volarán en cielo abierto.

Tengo las ganas repletas

pero la sangre cansada,

sostengo mil nuevas maletas

y una fiebre apasionada.

Vuelo con horizonte el destino

y como herramientas un ala,

la otra, que ahora persigo,

tres pinceles y un ancla.

Un lienzo que a veces parece vivo

y que recoge mi sentimiento,

un cielo que desde arriba miro,

y todo eso que guardo dentro.

 

Llevo como pasajera la belleza

y como intención la más bella,

mantengo prendida en mi cabeza

la luz penetrante de una estrella.

Dejé erguidos sobre la mesa

algunos poemas y un amigo,

una canción que allá me espera

y dice que en el mundo no hay vencidos.

Mantengo bien ordenados

los recuerdos que mueve un río,

olor sureño de algunos trazos

y un sol temblando de frío.

Una senda que pisé durante años

y una luna en la que confío,

un aire puro y sagrado

y una tierra que aviva el mío.

 

El mío sabe de lo que habla,

el mío siente mucho y mucho calla,

el mío es duro como dura tabla,

y, tras cada golpe, guarda marca.

El mío tiene fiel nobleza,

el mío vive de lo que encuentra,

el mío me dicta y se despereza,

el mío encierra y no tiene puerta.

El mío quiere lo que más quiero,

el mío sólo siente, nunca piensa;

el mío enloquece cuando yo espero,

el mío se acerca y luego aleja.

El mío me sostiene vivo

y yo le devuelvo mala vida,

mi corazón escribe lo que yo escribo

porque mi mano sólo dispensa tinta.

 

Bienvenido a la Luna, lee tranquilo,

que yo te escribo como te digo;

bienhallado -contestas-. Buen amigo,

aprende a ver lo que has oído.

Bienvenido a la pena mía,

has elegido este camino,

bienvenido a mi alegría,

tampoco es tal el desatino.

Será malo o bueno pero es camino,

y habrá que andarlo con este ritmo,

espero que no nos agarre el destino,

yo caminaré por este mismo.

Sé que no caminaré solo,

que estaré bien acompañado en este viaje,

que no será de nuestro agrado todo

pero al final veremos un gran paisaje.

 

Pisaremos firme sobre las nubes

que dibujan la ruta que elegimos,

nos daremos cuenta que cuando subes

al bajar pisamos más convencidos.

Rozaremos el borde del precipicio,

y seguiremos volando hacia delante,

tú y yo sabemos que es sólo el principio

y nada estropeará el instante.