Llovía y llovía sin cesar. se construyó una casita de chapa y adobe en la época de la seca.
Esa era su vivienda, desde sus abuelos, que también habían hecho lo mismo, ni bien llegaron al campo.En esa tierra fértil, crecía lo que viniera, ya que con el agua que recibían, las frutas y verduras de estación fueron creciendo.
El, tenía una mano especial, heredada de su abuela, que en la vieja Italia, que habían dejado, tenían su huerta. Hacían vino, en la casa y sus vecinos criaban cerdos, preparaban el chorizo.
Así era que intercambiaban, entre ellos, tenían el sustento y el excedente era vendido en la ruta vecinal, donde pasaban algunos coches. No eran muchos, pero la calidad invalorable y el don de gente de Juan, su conversación sabia, aunque nunca había asistido a la enzeñanza formal.
También las setas, que crecían en el bosque, eran deliciosas, preparadas con ajo y perejil.
Un hombre de paso, le dio la idea de que poco a poco, fuera construyendo otra casita, donde diera de comer.
Hoy celebran sus primeros 31 años de vida, conocido:\" como en casa, lo de Juan\"