Enamorado de tu canto,
dulce compañera,
voy caminando paso a paso
entre tus gritos y tus llantos
tratando de sacarte una sonrisa
que fabrico con mis manos
en el eco de tu rostro.
Llueve, pero es afuera
y si te tengo compañera
nada puede hacerme daño
y doy la vida por protegerte,
no le tengo miedo a la muerte,
en tus labios soy inmortal.
En la amalgama de tus besos
con las risas, los deseos,
sólo quiero poseerte
y vencer a la suerte
de ser un errante explorador
en la selva de la vida
y con tu ayuda vida mía
conquistar al amor.