Un dolor inconsolable nos dejaste en tu partida,
no se consuela la ausencia del traspaso a la otra vida.
El dolor es gigantesco, y nos alcanza a todos.
Nos cuesta volver al ritmo de la vida cotidiana.
Es que cuando falta la madre: ¡Todo falta y nada alcanza!
Y encontramos tu recuerdo ¡en cada rincón de la casa!
Todo el amor que nos diste, además de tu labor,
amor hecho sacrificio, de ti misma, por tus hijos.
Fuiste madre y fuiste amiga, fuiste mano y fuiste pan,
fuiste consejo y caricia, nuestra paz, con tu afán.
¿Qué puedo darte en palabras?, y tú, ¿Las escucharás?,
¿Perdonarás mi torpeza?, ¿Me podrías aconsejar?
Recuerdo que repetías siempre: -“Me van a extrañar”,
“Acuérdense lo que digo”, ¡Te dije que te iba a pasar!,
¡Siempre tienes la razón!, ¡Aún desde el Más Allá!
Mi madrecita querida: ¡Nunca te voy a olvidar!