Raúl Daniel

Un dolor inconsolable (Espejo 179)

 

Un dolor inconsolable nos dejaste en tu partida,

no se consuela la ausencia del traspaso a la otra vida.

El dolor es gigantesco, y nos alcanza a todos.

Nos cuesta volver al ritmo de la vida cotidiana.

 

Es que cuando falta la madre: ¡Todo falta y nada alcanza!

Y encontramos tu recuerdo ¡en cada rincón de la casa!

Todo el amor que nos diste, además de tu labor,

amor hecho sacrificio, de ti misma, por tus hijos.

 

Fuiste madre y fuiste amiga, fuiste mano y fuiste pan,

fuiste consejo y caricia, nuestra paz, con tu afán.

¿Qué puedo darte en palabras?, y tú, ¿Las escucharás?,

¿Perdonarás mi torpeza?, ¿Me podrías aconsejar?

 

Recuerdo que repetías siempre: -“Me van a extrañar”,

“Acuérdense lo que digo”, ¡Te dije que te iba a pasar!,

¡Siempre tienes la razón!, ¡Aún desde el Más Allá!

Mi madrecita querida: ¡Nunca te voy a olvidar!