Mira al cielo y echa a volar
más allá de donde alcanzas a ver,
más allá de las estrellas,
casi en el fondo de tu ser.
Mira al cielo desde arriba
y mira a tu lado, ¿me ves?
Yo soy la fuerza viva,
yo sé saber querer.
Yo soy la vida misma,
de mis besos nace la miel,
yo soy también tu vida
y abrazados somos más que piel.
Abraza mi alma y vuela libre
porque libertad es mi ser,
suelta tus alas y deja que vibre
la emoción que te da el poder.
Hay un sentir reparador
que te hace resucitar,
hay algo que llamamos amor
y a veces confundimos quien nos lo da.
Hay un poder en tus alas
que te lo dan las cosas insignificantes,
las más dulces miradas,
algunos minutos, segundos o instantes.
Que es frágil como el polvo,
pero fuerte como el acero;
es el más bello adorno,
es profundo y sincero.
Así pues nunca dejes tocar tus alas
por quien no las toque con respeto,
por quien no sepa mimarlas,
por quien no aleje tu miedo.
Por quien no sepa cuidarlas
o protegerlas por entero,
por quien no quiera que vueles
más allá del mismo cielo,
casi al fondo de tu ser,
desatando todo el fuego
con un cariño siempre fiel
que parte todo el hielo
que está congelando tu piel
impidiéndote sentir escalofríos de calor,
temblores de deseo,
ternura y emoción.
Míralo, el cielo es para volar,
tus alas son para ser libre,
tu ser es para amar,
mi ser es para servirte,
cuidarte y darte paz,
hacerte feliz sin límite
y por siempre sólo dar,
darte hasta ser libre.
Libre siempre en tu ser,
libre volando a tu lado,
libre para siempre volver
a bañarme en tus abrazos.
Mira las estrellas y sueña
pues la vida es también soñar,
y cada sueño va dejando huella
en tu aleteo, tu forma de volar.
La vida es también soñar
y poder vivir un sueño
no es imposible si al volar
te vas quedando con lo bueno,
buscando lo verdadero
y apartando sueños rotos,
valorando los esfuerzos
y aprendiendo algo de todos.
Hay una emoción que te hace sentir
que se repara todo el dolor,
que lo malo ya no está aquí,
que ahora empieza lo mejor.
Que cada día es empezar
y vivir esa emoción
que te da el poder de volar
más al fondo del corazón.
Es el sentir reparador
que te hace resucitar,
que algunos llaman amor
y quien más nos quiere nos lo da.
Mira al cielo y echa a volar
y mira a tu lado, ¿me ves?
Yo también pasé miedo,
yo caí más de una vez.
Vi destrozado mi sueño,
el que creí que era irrompible,
el que creía verdadero
se hizo polvo e imposible.
Pero hoy siento una fuerza viva
que me hace entender
que la vida está aquí arriba,
en lo más profundo de mi ser.
Volemos mientras vibra
la emoción que nos da el poder,
que te trajo hasta mi vida
y que está dentro, en tu ser.
Alas nuevas pintan el cielo
descubriendo otro color,
viviendo el mismo sueño
que se dibuja en el corazón,
donde no existe el “no puedo”,
donde, más allá de este calor,
nace la paz que da este vuelo,
nace el sentir reparador.