A un poeta que me dedico sus versos de amor
Dedicado a mí siempre amor por el día del AMOR
No volveré a vivir lo vivido.
No volveré a tocar el cielo con los dedos.
No volveré a escuchar tu canto alegre.
no volverá el viento de tu calle a recordarme,
que por mi vivías y suspirabas,
se ahogó la palabra amor
en el río que por tu ventana pasa.
no es tu inspiración,
ya no se embravece, a,
tu palabra de amor
se aquieto su rugido.
Igual que se aquietó tu alma,
en el pecho de Dios
donde descansa tu poesía.
Mi pecho quedó vacío
no lo llena la vida misma.
La luna llora tu ausencia de poeta
El sol no busca más,…
la sombra de nuestros cuerpos,
sabe que nos separó el destino.
El río de tu amor y de mi amor no tiene olvido.
Recuerdo cada verso enviado,
cada poesía, que de tus venas brotaba,
haciéndose canción en mi alma.
Voló el pájaro y vacío quedó el nido.
se marchitó la rosa de tu jardín florido.
-Se secó el río que tu amor me traía-
Y la vida sigue… y, yo, la tengo detenida.
(En el paréntesis de tu viaje eterno)
Vuela la golondrina que mi poesía deposita,
sobre la tumba fría, de mi poeta favorito.
Mi amor eterno, mi siempre amor.
su epitafio dirá… “Murió de amor”.
A quién sus versos escribió, nunca pudo tener,
fue una falacia, juntar el horizonte con los besos.
fantasía, querer besar el cielo.
Cuando en los brazos de él, de amor muriera.
Se amaron pero nunca sus labios juntaron en un beso.
-Olvidar tu amor nunca podré, vives en tu poesía…
eres verso de amor para mí-
Alicia Pérez Hernández
-No es la pluma la que escribe es el alma-
Todos los derechos reservados©.
Últimos decires del amado para ti dulce ali
Besar tu boca
arde mis labios
-vino de amor
en la bodega dentro-.
Oler tu aroma
a nardo,
rozar tus pétalos
-carmín desparramado-
Reclinarte en mi pecho
-tus ojos de dulzura
mirando-,
acariciarte los rosados pezones
que dentro se sonrojan......
Enamorado
para amarte,
enamorado
para el hablarte
(brasas de fuego),
Enamorado -de ti dulce ali-
para la dulce pasión
(clavel teniendo
la sedosidad de tus labios).
No sé qué tienes,
qué tienes, corazón.
Enternecido estoy,
al arrebol.
Qué tienes,
dulce pasión,
en la mañana
de linda flor.
Qué tienes, di, -mi linda azteca-
que los adentros me arden
por ti.
Qué tienen
tus flores rojas
-rosas por internet-,
que tanto aroman
a mi querer cuando
te veo mi amada Alicia
(Salvador Granada -01-01-2011)