OROSMIRA

El viento y el indio

El viento y yo, en nuestro galope,

caminamos por senderos sin fin.

Nuestro cantar es suave y etéreo,

casi un susurro en la brisa sin fin.

Somos hermanos, el viento y yo,

nacidos de la tierra y hacia ella volvemos.

Renacemos con cada suspiro,

con cada palabra que el viento lleva en su eco.

En un solo ser nos fundimos,

sin prisas ni rumbo definido.

La muerte nos acecha, pero no nos alcanza,

nadie puede detener nuestra danza.

Desnudamos el alma en nuestro camino,

sedientos de libertad y sin ataduras.

Mientras quede un indio en pie,

hombre blanco, escucha y aprende.

Nadie nos dictará lo que es vivido,

pues en nosotros está el verdadero sentido.

Somos hijos de la tierra ancestral,

desde mucho antes que la historia se escribiera.

¿Para qué acumular riquezas y tesoros perdidos?

Si no los vivimos, ¿qué sentido tienen?

Porque mientras haya viento, mientras haya un indio,

el mundo seguirá girando en su eterno camino.

El viento y yo, en esta canción fantástica,

somos parte esencial de un mundo mágico e infinito.