Aquellas noches,
las horas duraban segundos
brillaban nuestras pupilas
mientras las sonrisas se diluían en el mar profundo
una cena, una rosa, una caricia, una copa de vino.
La luz de la luna nos consumió en el olvido
terminamos siendo uno
mientras la briza del mar nos envolvía
en aquel beso infinito.
Las horas duraban segundos.
Pero el tiempo furtivo pasó
y aquellos momentos quedaron
en un rincón especial de mi corazón
ROSA ESPINA