Tú, niña, tu eres mi cielo
el rictus de mi sonrisa,
y la brisa
de una flor en mi cornisa,
del capricho de mi anhelo
el consuelo.
La escarcha en la madrugada;
del sol, cuando estoy al sol,
el parasol;
de mi joyero el crisol,
eres mucho más que un hada,
mi mimada.
Por ti, linda mariposa,
siento ganas de vivir
y sentir;
y no me importa morir
pues sé que dejo una rosa.
primorosa.
Te quiero por ser tan buena,
por ser tan dulce te quiero
y me muero;
y brindo desde mi albero
por tu gracia tan serena,
hierbabuena.
Y hoy que ya es San Valentín,
también celebras tu santo.
Y este canto
se fundirá con tu encanto
que cubra cual arlequín
como a un santo.
Para que nunca lo olvides
yo soy tu padre y testigo,
y el amigo
quien siempre será tu abrigo
si es que tú asi me lo pides
tú decides.