Sentadita sobre la escarchada arena,
la niña escucha alegre a la mar cantar,
y las melodiosas voces de preciosas sirenas;
pues se han escondido en su caracolito de mar.
El murmullo trajo traviesamente hasta allí,
el inquieto ir y venir de las saltarinas olas,
las cuales de manera coqueta y muy feliz;
se unen al musical canturrear de las caracolas.
A lo lejos se oye el sonido de un delfín,
también el de un brioso caballito de mar,
ellos todo juntos con ese caracolito bailarín;
han venido muy emocionados con ella a jugar.