Para un poeta la muerte
es una compañera más,
pues hace que
un suceso triste sea,
solo un pausado compás;
y conseguir que un ser humano,
encuentre la inmortalidad.
Cuando un poeta nos abandona
su biblioteca la Parca clausura,
nadie sabe si es temor o usura,
solo sabemos que no perdona
nuestras anteriores travesuras,
por plasmar en un papel
tantas maravillosas locuras.
¿Cuantas odas se han escrito
a la vida o a la muerte,
y también al amor puro,
o al que nunca tuvo suerte,
solo para conseguir
una comida caliente?
Dichosos los que han vivido dedicados
a este desconcertante trabajo,
denunciando los excesos
del de arriba a los de abajo,
y siempre bajo amenazas
por su gracia y desparpajo.
Envidia sana este profano siente,
al ver los inmortales poemas
sobre incontestables temas,
de poetas que los alcanzó la muerte.
El legado más glorioso
que el mortal puede dejar,
es el ser reconocido
por su gran integridad;
del resto solo la tierra
buena cuenta de él dará.
Joanmoypra