Algunos dicen,
otros rezan
que es mejor
llegar, que estar…
disipada la niebla
se abre, como
gigante puerta
frente a mí,
el más soñado y
cautivante jardín.
Anémonas y Asclepios
portal de bienvenida,
difusa sensación
quemaba mi pasión,
caléndulas y crisantemos
aquietaban mi espíritu,
tu sonrisa siempre
lejana y distante,
y en medio de este asilo
de fragancias espero yo.
Gardenias y gladiolos
aromatizan mi espera,
arranca mi fantasía
la atrapa la hortensia,
entre jacintos y juncos
apareces de la mano
de un largo jazmín,
se frena mi pena,
renace mi esperanza,
abrazados, quietos, aquí.
Todo te lo diré hoy día;
entre el laurel y los lirios
que mezcla de refugios
le regalan a mi vida,
entre el jardín y tu belleza
pensamientos, petunias, peonías
tu cuerpo, tu pelo, tu risa…
se olvidan los dolores
alejadas las tristezas
una rosa, me miras y hay luz.
Mírame a los ojos
yo veo los tuyos,
el tiempo nos arrebata la vida,
escucha al rododendro
la salvia el tamarisco,
si en este edén ellos envejecen,
nosotros, en atávicos tiempos,
solo podremos esperar
que la vida de a poco nos quite,
lo que ella, un día nos quiso dar.
Abracemos la esperanza
con dulces energías,
como las orquídeas y margaritas,
apaguemos los rencores,
aprendamos de las flores
a vivir en armonía, como el iris
las violetas, madreselvas y zinnias,
unamos tus manos con mis manos
y juntos abrazados esperemos
¡lo que no se evita!,… el ir.