Hoy he vuelto a visitar
la fuente cerca del rio,
con su agua tan fresquita
que temblábamos de frio.
Cuantos recuerdos me
traen de mi añorada
infancia traicionera,
que llego como un suspiro
y se marchó tal cual centella,
que surcando el cielo azul
se esconde bajo la tierra.
De aquella fuente en el monte
ya solo quedan sus piedras,
y un reguero polvoriento
cubierto de verde hiedra;
esperando melancólico
ese líquido elemento, para
darle de beber a esta tierra
tan sedienta.
Si las ruinas olvidadas de
aquella fuente marchita,
pudieran de nuevo hablar
con el murmullo de gotas
alegres y pequeñitas,
sabríamos valorar todo
lo que un día perdimos,
de aquella vida bonita.
Igual que a la vieja fuente
vi, por el correr de los años,
al momento comprendí que
el cuerpo que me prestaron
tan solo era un cruel engaño,
y que un día devolveré,
cuando el que me lo presto
quiera a otro darle un baño.
Joanmoypra