Hoy justamente sentado encima de la cama, quiero salir, respirar el verdadero aroma fresco del viento, me apetece sentir cada parte de mi cuerpo en el ímpetu del viento, que acaricia la flor que apenas acaba de florecer. Es maravilloso, el sentimiento que provoca la naturaleza para con nosotros, es relajante, deleitable, único y armonizante, tanto, que me apetecería formar parte del mismo, al ritmo y temperatura del viento, de las nubes, del aire en forma de niebla, lluvia, tranquilo, viajar a través del espacio de la tierra, de rincón en rincón, sin cuestionarse de porque lo hace. Me gustaría salir, acariciar tus labios en forma de viento, que te armonice y te haga sentir un momento de paz y de tranquilidad, de igual modo que te parezca una experiencia maravillosa, así como me parece a mí. Seré tuyo, así como las gotas de agua en el viejo océano, te llevaré conmigo en el vaivén de las olas, y en las fuertes fluctuaciones de un mar embravecido y sereno, porque por naturaleza así es el mar. Justo en ese momento te llevaría a conocer tu interior, que realmente desea estar conmigo disfrutando cada segundo, cada instante de tu vida.