Una cosa es la conciencia.
Otra cosa es la razón.
Y otra cosa la inocencia...
Comprueba, compruébalo.
La conciencia tiene ciencia.
La razón tiene su voz.
Y la voz de la prudencia
da a la inclemencia calor.
La inocencia es una cosa
que hoy ya no tiene valor,
y se aprecia de cadencia
como precio de favor.