Sin velo y sin corona
Me quedé en el horizonte de tu vida
esperando tu llegada… pero nunca llegaste.
Mi boca esta llena de tu nombre,
tu voz hace eco en mi corazón.
Mi alma se ausentó de mí
para ir tras tus amores perdidos,
entre cerros nevados
Entre la madriguera de un rosario
sin palabras lloro cada noche.
-Para no sentir, ni sufrir, quiero huir de mí-.
Me retiro del paraíso al que me llevaste,
dejé en mi viaje el vestido y la corona
que debía de llevar…
No era el momento, fue una falacia
vivir ese amor atormentado.
Tantos celos silenciados a gritos,
me fui como me hubiera ido antes
sin velo y sin corona para el camposanto
testigo de mi llanto.
Lágrimas inertes sobre tu tumba, vacía de mí,
porque no pude echarte un puño de tierra.
tus recuerdos perdidos en mi memoria.
No soy yo, quedé loca como para no sentir,
que tu vida se desvaneció te perdí
esa noche de abril.
Para ellos, para mí fue la noche más dolorosa
de mi vida.
Me faltabas y eso, sólo yo lo sentí.
Me llorastié y no te consolaron,
me echasté de menos en tu lecho…
¿Y a quién le importó?
¿Quién te lloró al amanecer?...
cuando no hubo misa, ni hostia de regalo,
para un alma pura…
Porque nunca quisiste ser sacerdote de sus vidas,
sólo amar era su deseo y te fue quitado.
Y desde el cielo ves por ellos.
Alicia Pérez Hernández… México
No es la pluma la que escribe, es el alma
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