I
Creen que por ser ellos
ganarán la gloria
a golpes de pecho
o tragando Hostias,
que además, por eso
les pondrán corona
y entrarán al cielo
como al Pasapoga.
Que por el dinero
que todo lo compra,
el mismo san Pedro
tenderá la alfombra.
Y tendrán recreo
y excelentes notas
y les darán luego
pase de pernocta.
-Padre yo me acuso
de rebajar sueldos
con fines oscuros;
de evadir impuestos.
Zapatos de lujo
calzo porque quiero,
Rolex de oro puro
siempre llevo puesto.
Padre se lo juro,
ahora me arrepiento.
-El castigo es “duro”,
doce padrenuestros.
-No parece mucho
por todo lo hecho.
-Hijo, sin tapujos.
Dios, Patria y… dinero.
II
El manantial lo han cegado,
el barbecho amarillea
y con aspecto cansado
dos hombres van por la senda.
Andan buscando trabajo
cruzando campos y aldeas
en silencio y cabizbajos,
pero trabajo no encuentran.
Hasta los huesos, manchados
de injusticia y de miseria.
El olor de los establos
sus viejas ropas conservan.
El patrón los ha cesado
pagándoles cuatro perras.
Siempre los pobres pagaron
las crisis que otros fomentan.
Se oye el ruido de un motor
que ruge como una fiera,
los labriegos, con temor
se apartan de la vereda.
Envueltos se ven los dos
de una espesa polvareda
que les provoca una tos
desagradable y molesta
Es el “Buga” del patrón
que retorna de la iglesia.
Puso a cero el contador
y ahora de nuevo comienza
a soñar con el sabor
dulce de la sangre obrera,
con el esfuerzo y sudor
de unas manos cenicientas
que amasen sin dilación
la riqueza de su hacienda.
-Es tan barato el perdón,
que no merece la pena.
viento de Levante