lumino

El cuerno añil

 

El poeta cierra su paraguas cuando llueve

entonces acude a empaparle el unicórnio azul

que Silvio dejó pastando confundido con el cielo

Un poeta es río desbordado

ocupando el espacio seco del lecho

El jugo de las frutas sin pulpa

El deseo de la carne, hecho carne

Un tahúr de la lírica al que le calan las miserias

Prestidigitador de versos y de rimas

Le lloran los árboles que murieron

Le nacen brotes en las entretelas

Agonizan para él todos los pecados

Cuenta el tiempo infinito

sabiendo que nunca acabará de contarlo

Baja a la mina, donde el carburo no respira

no le importa perderse en las galerías

hasta ver su reflejo en una veta de plata

Come sin hambre. Sueña, si duerme

Despierta de madrugada, lleno de letras

porque ha escrito, sin lápiz ni papel

una oda, una canción, una trova

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