A veces el infierno
me viene a buscar
y sus llamas acarician mis pies,
me tienta su calor
y me provoca acercarme a su pasión.
A veces el infierno,
es una atractiva llama ondulante,
calurosa, ardiente,
tentadora…
que me abraza la mirada,
que me atrapa,
me hipnotiza.
A veces el infierno
es un camino de brazas ardiente,
sin dirección alguna,
que invita a perderse en su recorrido.
A veces el paraíso
es una quietud
que me atrapa por la espalda,
me susurra al oído
y me invita a su nostalgia.
A veces el paraíso
es un ambiente bucólico,
tranquilo
que invita al sosiego.
A veces el paraíso
es un quedarse observando una vereda
muchas veces recorrida
y cuyo final se guarda en la memoria
A veces el paraíso…
me resulta monótono,
como una tarde de domingo
con el ambiente húmedo,
pegajoso, inescrutable.