Huellas que agonizan
entre orgasmos y arena,
entre olas que se precipitan
sobre sí mismas. Vorágine incontenible
de dédalos y colores turbulentos.
Pila seca de sal y agua.
Pasos raudos que revolotean
entre brazos que apuñalan la tierra
en busca de estrellas.
Besos de óbito.
Corazón que galopa
a paso pauso entre vientos
sabor ocre. Entre pinturas
de azafrán desvanecidas por
martillos numéricos y hojarasca.
Octavio Aldebarán Márquez.