Estás sola y el tren ya no te espera
sumida en la tristeza y la nostalgia.
Del agua que inundó tu primavera
sólo arbustos ya quedan a tu vera,
tan huérfanos de flora y sin fragancia,
Ruidos son las campanas que resuenan
inundando silencios en tu estancia.
Tu alma pena y tus sueños se envenenan
y en tanto sufrimiento te condenan
a lágrimas beber en la distancia.
Y ese día entre los dias el más triste
si al atardecer de un lugar lejano
la angustia se acrecienta, tú resiste.
y si aún asi no responde, insiste
asiendo a un clavo ardiendo con la mano.