Este cuento que aquí os cuento
me lo contaron un extraño día,
cuando con unas copas de más
la moraleja del mismo
en aquel instante no comprendía.
Paso a relatar este suceso
que tan oportuno al pelo viene,
para que la concurrencia observe
lo que puede suceder
cuando el pelo le huele bien
a la compañera que,
en la oficina uno tiene.
Empieza la historia un día
que a una bella señorita,
un compañero se le acerca
y le dice muy cerquita:
- ¡Que bien te huele el pelo!, bonita.
Al llegar el día siguiente
se repite la función,
y el compañero de marras
empieza con la misma canción:
-¡Que bien te huele el pelo!, bombón.
Harta ya de tanto agobio
hacia el jefe se dirige,
a presentar una queja
sobre el incordiante compañero,
y las cosas que a ella dice.
Una vez ante el supremo y
de aquella empresa el principal,
le cuenta que a un compañero
ella denuncia por acoso sexual;
pide explicaciones el jefe
de las razones del hecho,
y la misma estas palabras
se las dice por derecho:
-Todas las mañanas al llegar
se acerca hacia mi ese lelo,
y cerquita me susurra
¡Que bien que te huelo el pelo!
El jefe se queda helado
ante la denuncia tan pintoresca,
e intenta convencer a esta que
el motivo solo es señal
de admiración del compañero
por el pelo y su limpieza.
La indignación de la chica
al instante apareció con la furia del gitano,
y le dijo: -Si señor,
eso podría ser así
si el sujeto fuera normal;
pero el hijo de perra es: ¡Enanoooo!
La moraleja del cuento
la podemos suponer
y cuando las cosas nos cuenten
miremos primero bien,
no vaya a ser que
un enano nos vaya a sorprender.
Joanmoypra