Como luz entre las sombras,
apareciste en mi camino
nunca imaginaba creer las cosas del destino.
Haciéndome florecer, como amapola en primavera,
aunque impensable el pensar que tan bella flor desapareciera.
Recuerdo tu perfume con añoranza
viendo a la luna desteñir con tu fragancia
Caricias interminables se deslizaban por tu figura
y el tacto de tu piel tatuado en mi cintura.
Cruél destino cómo osas encauzarte
entre tan sutíl sentido, pareciendo inagotable
Noches al sereno quien guían mi camino
No hay más culpable que este trágico destino.
Almas vulnerables, corazones heridos
que siguen mirando al frente, llevando consigo este castigo.
El tiempo nos limita y deja todo el desatino.
Ahora sólo somos dos extraños con deseos inhibidos.