Lengua de fuego que quema mi piel
Y me envuelve ...el látigo ¡el castigo cruel!,
justo para los pecados de la mujer.
que humillada siempre dubio ser.
El gran Oriente-¡nos acuna!
en un cielo ausente de lunas
ocultas tras un eterno velo
solo- ¡somos tapetes en el suelo!.
¡Dios mío como sangra mi piel!
Y mis hijas me miran- ¡y yo en este
tormentoso castigo cruel!.
¡Que iracundia de hiel sin sentido
que han tenido HOY conmigo!
Y entre sudor y sangre me abrigo,
Para cesar el dolor de mis ardidas
Y profundas heridas.